1 de marzo de 2014

Vadik Suljakov






















Desde su llegada a los Estados Unidos hace una década, el maestro artista ruso Vadik Suljakov (pronunciado Shul-ya-kov) se ha establecido como uno de los jóvenes impresionistas más destacados en el país. Vadik Suljakov, nació en 1960 en el centro cultural de Moscú, proviene de una familia intelectual reconocida por sus generaciones de artistas y escritores. Sus padres le dieron una educación excelente, que incluyó la pintura a la edad de siete años. Continuó con la educación del arte más rígido y tradicional de Rusia ya que las escuelas eran muy estrictas y sólo unos pocos eran elegidos para ir al siguiente nivel. La unión entre la educación tradicional y su estilo creativo personal le ayudaron a convertirse en el maestro versátil que es hoy. Desde la edad de doce a veinte años perfeccionó su estilo de arte técnicamente dificil. Asistió a la escuela Moscow Firs Art y continuó el aprendizaje en la Moscow Modern Art Group y en la Moscow Graphic Art Commite.

En 1990, Suljakov abandonó Rusia para ir a los Estados Unidos después de que a él como a muchos otros artistas les pidieran que vincularan su arte con la política. Luego pasó un año en Nueva York con un grupo de artistas de su Rusia natal, donde trabajó como artista comercial." Cuando se le preguntó sobre qué pensaba de los Estados Unidos, Suljakov declara enfáticamente: "Yo he venido a América cuando era el momento adecuado, cuando tenía la experiencia suficiente para expresar mi arte y el pensamiento sobre lienzo." Para Suljakov, una de las situaciones más frustantes en Rusia era la escasez de pintura. Los óleos eran muy difíciles de conseguir y caros, por lo que tuvo que convertirse en un maestro de la manipulación de los pinceles. Cuando llegó a Estados Unidos se quedó atónito, como la mayoría de los rusos, al ver todos los colores disponibles. Actualmente es un maestro que lleva sus visiones de Europa a todo el mundo. Desde los cafés y los canales, a los estrechos callejones y escaleras, Suljakov pinta las ciudades amadas del mundo en su belleza atemporal. "Si los que ven mi arte son felices, entonces yo soy feliz", dice Vadik con una amplia sonrisa en su rostro.