31 de enero de 2016

Giorgione [Zorzi da Castelfranco]


(Castelfranco Veneto, actual Italia, h. 1477-Venecia, 1510) Pintor italiano. Es una de las figuras más oscuras de la historia del arte, ya que nada se sabe de su vida y muy poco de su obra, sobre la que existen numerosos problemas de atribución, entre otras razones porque dejó varios cuadros inacabados, que completaron otros pintores. Pese a ello, puede afirmarse sin lugar a dudas que el artista fue un innovador, una figura fundamental en la evolución de la pintura veneciana.

Llegó a Venecia hacia el año 1500 y se formó en el taller de Giovanni Bellini, antes de establecerse por su cuenta en asociación con Vincenzo Catena. Participó en dos importantes encargos públicos: un lienzo para la sala de audiencias del palacio ducal (perdido) y los frescos exteriores del Fondaco dei Tedeschi, en colaboración con Tiziano. Además, pintó por encargo para coleccionistas privados, y en esto se diferencia de los otros artistas de su tiempo, que trabajaron sobre todo para grandes instituciones públicas o de la Iglesia.

Se le considera el inventor del paisaje emocional, es decir, de la naturaleza representada en función del estado de ánimo del artista. Constituye una buena muestra de ello su obra más admirada, La tempestad (h. 1508, Galería de la Academia, Venecia), donde el tema parece un mero pretexto para la realización de un ejercicio de imaginación creadora; este cuadro, de colores fríos y saturados, ejerció una gran influencia en la pintura posterior.


La tempestad (c. 1508), de Giorgione 

El lienzo representa a un soldado y a una mujer que amamanta a un niño en un paisaje de innumerables tonos verdosos. La atmósfera de tormenta inminente, subrayada por el rayo que ilumina las nubes, es la protagonista indiscutible del lienzo, y, por tanto, parece irrelevante decidir si se trata del hallazgo de Moisés niño, de la Sagrada Familia en su huida a Egipto, de un episodio de la leyenda de Genoveva o, como se ha llegado a afirmar, de una imagen sui géneris de Adán y Eva; los personajes de La tempestad han sido también interpretados, en clave alegórica, como personificaciones de la Caridad.

En La tempestad, la tradicional relación de jerarquía entre las figuras y el paisaje ha sido abolida en beneficio de este último. Pero además, Giorgione fue el primer pintor que subordinó el tema a la evocación de un estado anímico, y así, durante la ejecución cambiaba a menudo de idea, transformando la composición originaria. Por ejemplo, gracias a detallados exámenes radiográficos se ha descubierto que el soldado que Giorgione pintó en La tempestad era en su origen otra figura femenina, por lo cual no sorprende ni que sus contemporáneos ignorasen el asunto de sus cuadros ni que, posteriormente, los críticos no hayan llegado a definir sus significados. Este dejarse llevar por el temperamento y la imaginación supuso el nacimiento del "paisaje anímico", y ha sido considerado como la más original y trascendente contribución del maestro veneciano.


Los tres filósofos (c. 1508-09) 

Un papel de primer orden desempeña también el paisaje en otra de las grandes creaciones de Giorgione, Los tres filósofos (h. 1508-09), una pintura de significado incierto en la que resulta muy innovador el que la pincelada se oriente casi exclusivamente a la creación de efectos cromáticos. Las figuras podrían ser los Reyes Magos, los cuales, representados como astrólogos, escrutan con su ciencia la estrella que anuncia el nacimiento del Redentor. También puede tratarse de una evocación de las tres edades del hombre, pero el nimbo que llevaba el personaje más anciano, revelado por el examen radiográfico, no aclara las cosas.

Sus audacias continuaron con obras como el Retrato de vieja (Galería de la Academia, Venecia), de insólito realismo, o el fantástico Paisaje al atardecer (1510, National Gallery, Londres), que demuestran una vez más su capacidad para apartarse de los tópicos imperantes. Giorgione, que según afirma Vasari fue también un excelente músico, alcanza la más elevada expresión de su poesía cromática y sensual en dos maravillosos óleos: la Venus durmiente (h. 1509-1510, Staatliche Kunstsammlungen, Dresde), con su luz ambarina, difusa y seductora, y el Concierto campestre (que también ha sido atribuido al joven Tiziano y en todo caso fue terminado por él), hermoso paisaje crepuscular en el que el autor muestra su maestría en tratamiento de la atmósfera y de la tonalidad.

Indiferentemente de que las mujeres desnudas del Concierto campestre sean cortesanas o figuras alegóricas, la belleza plástica de las formas opulentas bajo la luz, los matices cálidos del rojo que contrastan con el verde y las actitudes naturales de los hombres nos dan una impresión de vida antigua y moderna a la vez, como la actividad del pastor en un umbrío paisaje vegetal y la apertura, a la izquierda y en la lejanía, del horizonte hacia el sol poniente. Por su modernidad, el cuadro fue una de las fuentes de inspiración del Almuerzo sobre la hierba de Manet, precursor del impresionismo que provocó un escándalo en 1862 al presentar su cuadro en el Salón de Otoño de París. Giorgione murió de forma prematura, probablemente a causa de la peste, cuando contaba poco más de treinta años de edad.