12 de abril de 2014

César Santos










































Aunque nació en Cuba en 1982, César Santos es un ‘ciudadano del óleo’ pues muy jovencito emigró a los Estados Unidos (en 1995 ya estaba en Miami), y allí comenzó a desarrollar sus inquietudes artísticas, pero recientemente le veíamos viviendo y trabajando en Suecia, donde ha enseñado en varios talleres sobre la manera tradicional de dibujo y pintura en el Atelier de Estocolmo.

Santos estudió las artes visuales y se inició en Miami en el Design and Architecture Senior High. Más tarde estudió en el Miami Dade College, seguido por New World School of the Arts, donde recibió su Título de Asociado en Artes Plásticas. Insatisfecho con el enfoque moderno de estas escuelas, salió de Miami y viajó a Italia en busca de una sólida formación en el arte de la pintura. Tras establecerse en Florencia, Santos comenzó a estudiar en la Academia de Arte de Ángel, bajo Miguel Ángel Juan, alumno de Pietro Annigoni. Allí se introdujo en las técnicas y métodos del Renacimiento, siglo XVIII, y los talleres franceses del siglo XIX.

Al graduarse, Santos regresó a Miami, donde construyó una carrera exitosa, pero ya digo que es un artista que no debe ubicarse en un emplazamiento fijo. Su obra está en colecciones privadas y públicas de Europa, América Latina y América del Norte y continuamente da cursos en América y Europa, y que no tiene un precio asequible para todos los bolsillos.

Santos tiene una variada temática en su pintura, que aunque pueda parecer muy influenciada por los grandes maestros de la antigüedad, en realidad se nutre de la historia de ellos, y no solo de sus obras, pero también encierran sus cuadros grandes temas metafóricos sobre asuntos transcendentales que pueden incidir en las sensaciones de sus espectadores “dando a la gente espacio para pensar y experimentar la ilusión.” Así que es fácil encontrarnos ante sus “Tres Gracias“, o ante una alegoría en la que el propio pintor ataca a Picasso, o como en su último cuadro en un encuentro con Rembrandt mostrándole “El tatuaje nuevo“.

No es el espléndido virtuosismo técnico del que hace gala Santos en sus obras lo que atrae más de ellas, pues sin despreciar el oficio en el que es maestro y que nos demuestra con esos magníficos retratos y con los más recientes y vibrantes paisajes, es su temática lo que nos obliga a reflexionar sobre el significado de cada obra. Fuera de las academias como estos torsos de mujer y hombre que os mostramos, existen una amplia variedad de escenas que parecen excesivamente teatrales en las poses de los modelos porque en realidad guardan un significado que se plantea al espectador como un enigma que debe descubrir a modo de juego: ¿Qué es más clásico que pintar la vanguardia encarnada en Las Señoritas de Avigñon de Picasso?, ¿Quién puede conseguir el bienestar balseando en un jacuzzi?. Os invitamos a extasiaros ante sus pinturas y sus mensajes ocultos.