4 de abril de 2014

Helmut Newton

Helmut Newton es uno de los mejores retratistas y fotógrafos de moda de la historia. Fue un adelantado en algunos temas tratados en su obra. Éste fotógrafo Alemán nacido en 1920, ofrece una visión de la mujer y su cuerpo sin miedo a ser criticado por sus imágenes explícitas, a veces cargadas de erotismo y sexualidad.

Para Newton, la mujer es fuerte, atrevida e interesante. Si no encuentra ese perfil, simplemente no la fotografía, pero eso en el papel, en el estudio era otra cosa, tan solo un adorno, un jarrón. Sin duda, el gran pilar de su trabajo consiste en el realismo que hay en esas fotos; cuerpos perfectos, bellezas casi imposibles y ni un ápice de manipulación en la toma. Sus fotos estaban preparadas a conciencia y prefería un despliegue asombroso del estudio del entorno que uno de luces y efectos. Newton se complicaba con la historia que contaba, no con la cámara, los flashes o los objetivos. De hecho usaba una cámara de 35mm y otra de formato 6X6, la segunda, un clásico en la fotografía de retrato, una Rolleiflex. Este concepto demuestra que con el equipo adecuado para las necesidades reales de cada fotógrafo, no hace falta más para contar grandes historias.

En sus historias, el papel de la mujer es principalmente dominante. Elementos como collares de perlas, lencería, tacones, latex, etc... estaban muy marcados. Eran mujeres masculinizadas que no habían perdido su poder de atracción, al contrario, las hacía aún más deseables.

Imitar su estilo no es fácil e intentar recrear una escena como lo haría Helmut Newton, puede dar como resultado una escenificación "choni". Algo que debería ser tan sencillo como hacer una foto a un zapato o un busto femenino, esconde misterios que sólo una mente abierta y liberal puede mostrar al público. Pero ese tipo de mente implica otros conceptos, como el estudio de las culturas de otros países y sus costumbres, el estudio de la anatomía humana y el conseguir romper un tema tabú con elegancia. Este último punto es tal vez de los más importantes. Si revisamos las fotos de los grandes fotógrafos clásicos, descubrimos un pequeño detalle que se va perdiendo con el tiempo, eran elegantes, sabían vestir con criterio, lo que les otorgaba una gran presencia en la escena.

La fotografía de desnudo es complicada, muy complicada. Primero se debe escoger un tema y no mostrar una parte del cuerpo porque sí. Después encontrar un posible tabú y estudiar como romperlo. Esta es la verdadera fotografía, la que se prepara antes de disparar la cámara y no al revés como ocurre hoy en día, en la que las grandes revistas del mundo de la moda, destrozan sin ningún remordimiento.

Existe además la creencia de que una chica mona, con un collar de perlas y una pose casi pornográfica, puede hacer fotografía de desnudo y el resultado es una imagen vacía y carente de sentido rodeada de un aura hortera y de mal gusto. La fotografía tiene algo de técnica y mucha disciplina y estudio de las culturas y sociedades. Se puede ser el mejor iluminador o conseguir la máxima nitidez, pero ser el Ed Wood de las historias.

En sus imágenes nada es fruto del azar, todo está concienzudamente estudiado, meditado y ensayado. Los escenarios a las expresiones de sus esculturales modelos son el resultado de un laborioso proceso que bulle, pacientemente, hasta culminar en el clímax: en la foto perfecta perseguida. Su fuerte y personal estilo está marcado por la luminosidad escénica, la perfección compositiva y su particular visión de la figura femenina: una mujer alpha, dominante, dueña de su sensualidad, segura, fuerte, elegante y enigmática.











































































El exilio dio a Helmut Newton la primera oportunidad profesional de trabajar como fotógrafo. De aquellos últimos años del 30 huyendo del exterminio de los judíos por parte de los nazi al 23 de enero de 2004, día en el que muere en un trágico accidente de tráfico. Aquel desconocido fotógrafo joven entremedias llegó a convertirse en una auténtica leyenda. Una leyenda tanto del mundo de la moda como de la fotografía en general.

Helmut Newton comenzó en la fotografía siendo un niño, por entonces Helmut Neustädter. A sus 12 años compró su primera cámara gracia a sus ahorros. Cuatro años más tarde su cámara AGFATengor Box y él se convertirían en los aprendices de la fotógrafa Yva, de quien aprendería el dominio del retrato y de los desnudos en blanco y negro.

La obra de Yva, conocida como Else Ernestien Neuländer-Simon, es fundamental para entender el rumbo que toma el hijo de un fabricante de botones que no entendía la visión artística de su hijo, intentando mediante su educación en el colegio estadounidense de Berlín que este viese que lo más saludable sería continuar su negocio de botones, el cual perdió debido a los nazis.


Con Yva, quien no correría tanta suerte como parte de la familia de Newton que huyó mientras ella murió después en el campo de exterminio de Sobibor en 1942, el joven fotógrafo disfrutó durante dos años de abundantes trabajos con la mujer como centro de las miradas. Ya había una gran carga de sensualidad por aquel entonces. Hablamos de los años 30 y de fotografías en las que dos piernas podían atraer más que cinco Playboys de hoy. Por no hablar de esas manos que vemos. 1920.

Yva fue una avanzada a su época, hija de un modista y comerciante. Con estudio propio a los 25 años (1925). Ni siquiera el matrimonio con Alfred Simon logró que su origen judío no le causase la muerte años más tarde. En 1938 tuvo que cerrar definitivamente su estudio para convertirse en técnica en radiología. En ese mismo año Helmut Newton cogía sus dos cámaras y partía a Singapur para huir de los nazis. Sus padres lo habían hecho poco antes hacia Suramérica.

En 1948 Helmut Newton seguía dando tumbos. Tras su paso poco exitoso por el periódico de Singapur, en el cual solo estuvo dos meses antes de que le despidiesen, llegó a Australia donde tras un tiempo en un campo de internamiento por su nacionalidad pasó a las filas del ejército australiano. En 1945 Helmut Neustädter pasa a llamarse como lo conocemos hoy en día: Helmut Newton. Tres años más tarde se casa con la actriz June Brunell, más conocida como la fotógrafa Alice Springs.

En esta ocasión, Alice Springs no sería un nuevo caso de Yva, sino que sería ella quien se sentiría influenciada por Helmut Newton y a partir de los años 70 destacó como fotógrafa con portadas para Elle, numerosos retratos a personajes famosos (Yves Saint Laurent incluido, en 1978). Todo surge de una casualidad: Newton estaba enfermo y tenía que cumplir un encargo para la marca de cigarrillos Gitanes. Al enseñar unas mínimas nociones a su mujer ella despegó sola.

Volvemos a 1946, fecha en la que Newton establece su propio estudio en Melbourne. A partir de aquí comienza a ganar relevancia y al poco da el salto a Vogue Australia donde logra tener un mínimo reconocimiento. Su primer trabajo lo logra en 1956 con el suplemento de British Vogue edición australiana. Pese a que la oportunidad de firmar un contrato con dicha cabecera de Vogue y volar para Londres con un contrato de 12 meses era un sueño, al mes ya está en París donde sigue trabajando con revistas francesas y alemanas.

Antes de asentarse en París en 1961 pasa dos años en Melbourne, colaborando de nuevo con la cabecera australiana de Vogue. En la capital gala encontrará el estilo que le hará único: encontrará el sexo. Y si es posible con un toque de perversión que luego aumentaría. Helmut Newton acababa de llegar.

Antes de que Tom Ford se adueñase de este término, del porno chic, un eufemismo más que sumar al falso correctismo de tal negocio, Helmut Newton le demostró todas sus artes. Vogue París viviría una época dorada en la que juntos atraerían la controversia a la moda que aún hoy sigue latente. La técnica de Helmut Newton era muy depurada. Elegante, en blanco y negro por lo general, con ningún retoque, apuesta por la luz natural y gusto por retratar al personaje.

Si existe un libro deseado en moda ese es SUMO. Un ejemplar de los 10.000 que publicó de forma numerada y firmada llegó a venderse como el libro caro del siglo XX: por nada menos que 620.000 marcos (en torno a 332.870 euros) el 6 de abril de 2000.Un proyecto ambicioso, con una calidad exquisita y un tamaño para tener un museo personal en casa. No obstante, era necesario un atril resistente para aguantar sus 35,4 kilos.

A partir de la década de los 60 el fotógrafo alemán haría más grande a Yves Saint Laurent de lo que este es. La unión se mantuvo durante años.

Pese a que se acuse a Helmut Newton de pornografía básica y barata (un auténtico crimen) él sabía cómo sacar el lado más sensual de cada centímetro. Tiene numerosas obras de detalles entre los que abundan las piernas, al igual que su maestra Yva.

Helmut Newton fue uno de los fotógrafos que rompieron las reglas, supo provocar a todos cuantos quisieron no ver más allá de las imágenes y al mismo tiempo inspiró a gran parte de los que vendrían después.