¿Cómo definiríamos un bodegón o naturaleza muerta? Académicamente, podríamos decir que un bodegón es una pintura que representa objetos inanimados de la realidad cotidiana dentro de un espacio acotado por el pintor. Pero sin duda se trata de una definición demasiado simple para un género que ha fascinado a los más grandes pintores, desde el temprano barroco hasta hoy en día. En este breve ensayo haremos un breve repaso a la historia del bodegón a través de 10 obras fundamentales, desde la antigüedad hasta lo contemporáneo.
"Cuenco con frutas y vegetales" - pintura mural en Pompeya, Italia, siglo I d.c.
Juan Sánchez Cotán: "Bodegón de caza, hortalizas y frutas", 1602 (Madrid, Museo del Prado) y "Bodegón con cardo y zanahorias" (Museo de Bellas Artes, Granada)
Abraham van Beyeren (Abraham van Beijeren): "Still Life" c.1660 (Royal Museum of Fine Arts Antwerp, Belgium)
Pintor de escasa fama en su época, pero que hoy es considerado una figura clave de la pintura de naturalezas muertas de los Países Bajos en el siglo XVII, destacando entre nombres como Jan Davidsz de Heem o Frans Snyders. Sus bodegones -especialmente los de banquetes- son verdaderas extravaganzas pictóricas, composiciones tremendamente ricas en todo tipo de elementos, como el ejemplo ilustrado aquí.
Jean Siméon Chardin: "Bodegón con gato y raya (La raie)", 1728 (Paris, Museo del Louvre)
"La raya" es probablemente la obra maestra de uno de los mejores pintores de naturalezas muertas de todos los tiempos, "el gran mago", como le llamaba Diderot, quien, al igual que Marcel Proust y Henri Matisse años más tarde, admiraba profundamente la obra de Chardin. Inusual dentro de esta naturaleza "muerta" es la inclusión de un elemento vivo -el gato- que aporta un extraño y velado dinamismo dentro de la composición triangular de la pintura.
William M. Harnett: "Violín and Music", 1888 (Metropolitan Museum of Art, Nueva York)
Pintor de origen irlandés, Harnett fue uno de los pioneros de la pintura de naturalezas muertas en Estados Unidos. "Violín" o "El viejo violín" es uno de los mejores ejemplos de su estilo trompe l'oeil ("engaño al ojo") en el que los elementos parecen estar situados fuera de la propia pintura. De hecho, cuando este cuadro se expuso por primera vez, muchos visitantes intentaban tocar el violín, que parecía un objeto físico situado delante de la composición.
Vincent van Gogh: "Los girasoles (vaso con quince girasoles)", 1888 (Londres, National Gallery of Art)
"Los girasoles" de van Gogh son una de las series de pinturas más famosas del mundo. El propio van Gogh se sentía especialmente a gusto mientras pintaba los girasoles ("el girasol es propio de mí", llegó a escribir a su hermano Theo en una carta) y el único retrato de van Gogh que pintó Gauguin muestra al artista holandés pintando precisamente este tema. Es ejemplar ilustrado aquí es la primera composición con quince girasoles que realizó van Gogh, y sin duda en la que el color amarillo ("el color del sol", como decía van Gogh) está más presente en la composición. Una pintura de esta serie batió todos los records de cotización para una obra de Arte al ser vendida a un inversor japonés por casi 40 millones de dólares en marzo de 1987. Recientemente han surgido rumores sobre la posibilidad de que dicha pieza pudiera no ser de van Gogh, sino una copia de Emile Schuffenecker.
Paul Cézanne: "Naturaleza muerta con cesta de frutas (mesa de cocina)", 1880-1890 (Paris, Museo de Orsay)
Paul Cézanne es quizás el mayor maestro del bodegón de cualquier época, y esta brillante pintura constituye una de sus composiciones más ambiciosas. En primer plano, una mesa de madera con una manta blanca -muy propio de Cézanne- alberga unas nueve piezas de fruta -curiosamente, la enorme pera de la derecha queda fuera de esta tela blanca, como si su escala le impidiese compartir apoyo con el resto de piezas- y dos cerámicas blancas que forman una pequeña subcomposición triangular con una pieza de cerámica de mayor tamaño situada detrás de ellas. Este grupo de figuras podrían por ellas mismas constituir una excepcional naturaleza muerta, pero Cézanne nos ha reservado una extraordinaria ilusión en forma de cesta de frutas. ¿Dónde está esta cesta? ¿Colocada en un muy inestable equilibrio en la esquina superior derecha de la mesa, o, en un complejo juego de perspectiva, se halla sobre el suelo al igual que la pieza de madera que se intuye en el extremo derecho de la pintura? Parece, más bien, que Cézanne ha recurrido a una doble perspectiva para crear una sensacional composición en la que el cubismo empieza a hacer acto de presencia.
Tres bodegones cubistas: Pablo Picasso: "Naturaleza muerta con botella de licor", 1909 (Nueva York, MOMA), Georges Braque: "Violín y candelabro", 1910 (San Francisco Museum of Modern Art), Juan Gris: "La guitarra", 1918
Los experimentos de Cézanne, como la obra anterior, abrieron la puerta a la vanguardia más influyente de todo el siglo XX: el cubismo. Las dos primeras obras vistas aquí (Picasso y Braque) son dos excelentes ejemplos de cubismo analítico, heredero directo del maestro Cézanne, en el que los elementos son reducidos a formas geométricas simples representadas bajo distintos puntos de vista. La posterior obra de Juan Gris se encuadra ya dentro de la personal interpretación que Gris realizó del cubismo sintético (iniciado años antes por el mismo Picasso), dejando al margen el mero collage para centrarse en la relación de los distintos elementos que forman la realidad-objeto representada.
Aquí debemos detenernos un momento y lanzar una advertencia: la historia del bodegón moderno no puede entenderse sin la figura de Giorgio Morandi, el inclasificable pintor italiano cuyos bodegones anticipan el minimalismo de finales de siglo. La tarea de escoger uno de entre todos los bodegones que Morandi completó en su carrera es una labor imposible, por lo que nos limitaremos a citar su nombre, y a invitar al lector a descubrir más (si es que no lo ha hecho ya) sobre este genial artista.
Tom Wesselmann: "Naturaleza muerta #20", 1962 (Albright-Knox Art Gallery)
Las brillantes (en todos los sentidos) composiciones de Wesselmann son típicas de las obras paradigmáticas del pop-art, creando escenas impersonales con elementos propios del mass media. Otros autores del pop-art que cultivaron este género incluyen a Roy Lichtenstein y a Andy Warhol, aunque las famosas "latas de sopa Campbell" deben ser vistas no como un bodegón al uso (carecen de cualquier relación entre el objeto -lata- y un espacio) sino como un icono de la sociedad de la época. Los bellos pasteles de Wayne Thiebaud, por su parte, parecen marginar la cuestión espacial y de relación objeto-espacio para centrarse en la representación bidimensional de colores o texturas.
Ralph Goings: "America's Favorite Mustard", 1995 (colección privada)
Ralph Goings es uno de los más brillantes y productivos pintores fotorrealistas de los últimos años, sucediendo a autores como Richard Estes o Ed Ruscha. Goings toma motivos urbanos del oeste americano (furgonetas en los parkings, gasolinera, interiores de bares de carreteras.), elementos aparentemente muertos y deshumanizados a los que su pintura, pese a su hiperrealismo, dota de una inexplicable pero irresistible emoción.
A destacar también que el bodegón ha sido un género muy usado por los fotógrafos desde finales del siglo XIX, e incluso por los creadores del Arte digital del siglo XXI .