(Augsburgo, actual Alemania, 1497-Londres, 1543) Pintor alemán. Fue hijo y discípulo de Hans Holbein el Viejo, un pintor del Gótico tardío que se especializó en los retablos y desarrolló un estilo muy influido por el detallismo flamenco. Holbein el Joven se trasladó hacia 1514 a Basilea, donde comenzó a trabajar como ilustrador para los impresores de la ciudad. De 1516 data su primer retrato (El burgomaestre Meyer y su esposa), con el cual inició una carrera de retratista que lo sitúa entre los mejores de todos los tiempos en su género.
Detalle de un Autorretrato de Hans Holbein (c. 1542)
En 1517 trabajó en Lucerna, y se cree que de allí pasó a Lombardía, por los cambios estilísticos que manifestó a su regreso a Basilea en 1519. En los años siguientes compaginó el retrato (Bonifacius Amerbach) con la pintura religiosa (Retablo de la Pasión) y los encargos oficiales (decoración de la sala del gran Consejo del Ayuntamiento con escenas de Justicia). Pero lo más sobresaliente de este período son los retratos de Erasmo de Rotterdam, representado en su estudio, y la serie de xilografías sobre la Danza de la muerte.
Por su visión crítica de la Reforma protestante, hubo de trasladarse a Inglaterra en 1526, portador de una carta de recomendación de Erasmo para Tomás Moro. En Londres ejecutó un retrato de la familia de Moro que constituye un hito en la retratística europea por representar a todos los personajes de cuerpo entero y en el interior de su propia vivienda, algo totalmente inhabitual por entonces.
En 1528 regresó a Basilea, pero los cambios en el ambiente de la ciudad lo movieron a trasladarse de nuevo a Londres (1529), donde poco después fue nombrado pintor de Enrique VIII. En estos años realizó una magnífica serie de retratos del rey y su familia, así como el retrato Los embajadores, una de sus obras maestras. Por el equilibrio compositivo, la característica riqueza de colorido y la profundización psicológica, sus retratos constituyen creaciones artísticas difícilmente superables.